El 27 de abril de 2003 la República Argentina elige presidente, los primeros comicios luego de la debacle institucional de diciembre de 2001.
En San Luis se adelantan las elecciones y también se vota a gobernador. La decisión, fuertemente cuestionada desde la oposición por considerarla una maniobra tendiente a garantizar el triunfo de Alberto Rodríguez Saá (90.08 %), no hace más que anticipar un estilo de conducción que, a poco de andar, pone en riesgo la continuidad del nuevo gobierno.
El Plan de Inclusión Social; la intervención de los hogares, comedores e institutos de menores y ancianos; la paralización de la obra pública; los cambios en los institutos de formación docente; las demandas salariales insatisfechas; la elección a intendente y concejales por la Capital; son fuente del malestar reinante y causa de los movimientos ciudadanos y del conflicto social.
La reacción oficial, tardía, recién llega un año después. Se diseñan acciones políticas y de comunicación que van de la renuncia de los ministros con responsabilidad directa en el conflicto y el pago de los salarios caídos, a un llamado a paritarias, un nuevo diálogo con todos los sectores sociales, el acercamiento a la Iglesia Católica, la realización de un congreso pedagógico, el plebiscito del Programa Trabajo por San Luis y un remozado vínculo con los medios nacionales, regionales y provinciales.
A un año de iniciarse el programa de comunicación, en la provincia ya nadie hablaba de crisis ni de estancamiento. La mayoría creía que la situación era buena y que mejoraría aún más. La gente se sentía cerca del gobierno y lo apoyaba.
En octubre de 2005 se celebraron elecciones legislativas nacionales y provinciales, el oficialismo resultó vencedor con el 63%. Alberto Rodríguez Saá volvería a ser reelecto en el año 2007 por un nuevo período de gobierno.